Rúbrica; Entre lo importante, lo urgente y lo impostergable… el abandono, Por Aurelio Contreras Moreno


La situación que se vive en el norte de Veracruz es verdaderamente extrema.
Toda la región que comprende de Tecolutla a Poza Rica fue arrasada por los
fortísimos vientos del huracán “Grace” durante la madrugada del pasado sábado.
Y a decir de la población afectada, la devastación provocada es similar a la de un
terremoto, salvo por los decesos, que afortunadamente no fueron en gran número,
a diferencia de lo acontecido en Xalapa.
Pero el que casi no haya muertos no le resta un ápice de gravedad a la
emergencia. Reportes de la ciudad de Poza Rica indican que más de diez mil
familias se quedaron, literalmente, sin techo, porque los feroces vientos los
arrancaron de sus viviendas. Otras cinco mil habrían perdido por completo sus
casas y se debaten desde el fin de semana entre resguardarse en alguno de los
albergues o quedarse a cuidar las pocas pertenencias que les quedan, ante la
rapiña desatada por la ausencia de autoridad.
Aunado a ello, el hambre y la necesidad aumentan en toda la región, tanto por la
creciente escasez de víveres como por la miserable y criminal especulación,
acaparamiento y encarecimiento astronómico de productos básicos y enseres de
primera necesidad.
En la región de Papantla, que también fue severamente golpeada por el huracán,
un pollo asado se está vendiendo entre 250 y 300 pesos, mientras que el precio
de un kilo de masa subió de 10 a 25 pesos y una lámina, como las que volaron
junto con “Grace”, se oferta hasta en mil pesos.
Un estado semianárquico, de caos, priva en toda esa populosa región en la que la
población se queja de haber sido abandonada a su suerte por los tres niveles de
gobierno, de los que no ha recibido más que promesas en medio de una
desorganización total, como ha quedado de manifiesto desde que comenzó la
contingencia climática que luego se convirtió en una emergencia humanitaria.
A la improvisación se suma la soberbia de neofuncionarios que creen que los
veracruzanos les deberíamos “agradecer” por hacernos el “favor” de administrar el
gobierno de la entidad –decir que gobiernan sería darles un crédito que no se
merecen- y que niegan la información, que se meten “tantito” al lodo para la foto y
que aprovechan la tragedia humana para “grillarse” y golpearse políticamente
entre ellos mismos.
En medio de ese escenario de catástrofe, lo único que le ha quedado a los miles
de damnificados es esperar que el jefe de las instituciones del país, el presidente
“cercano” a la gente cuyo estandarte ha sido “primero los pobres y que cuando
tomó el poder juró que desde ese momento le “pertenecía” al pueblo, se
presentara a ofrecer soluciones, ayuda. Mínimo algo de ánimo. Pero ese
presidente ni por asomo ha sido visto por el estado de Veracruz.
En su lugar, este martes –tres días después de que fue palpable el desastre- se
presentó en la entidad un gobernante insensible, incapaz de diferenciar entre lo
importante, lo urgente y lo impostergable. Que prefirió asistir a un acto protocolario

rodeado de otros políticos, en lugar de atender directamente a la población que le
otorgó su mandato, indefensa y a la intemperie a cientos de kilómetros de donde
se hacía una suerte de turismo histórico y cuya representación bien podría haber
delegado en otro integrante de su gabinete.
Pero de la ciudad de Córdoba a la que llegó primero, el presidente Andrés Manuel
López Obrador se trasladó no a la zona de mayor emergencia, sino a Xalapa,
donde tampoco quiso escuchar al “pueblo” que lo esperaba para pedir auxilio,
vista la absoluta incapacidad local. Encerrado en su vehículo se dirigió a otra
reunión, cerrada, para evaluar daños y determinar acciones, las cuales se darán a
conocer… hasta la mañana del miércoles.
Total, a ellos no es a quienes les urge la ayuda, el techo ni el sustento.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras

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